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¿La reencarnación se hace por etapas?
La reencarnación tiene inicio en el momento de la
fecundación y solamente se concluye entre cinco y siete años de edad… Antes, el
Espíritu se va impregnando en la materia, va dominándola hasta alcanzar los
pródromos de la adolescencia, con lo que estará totalmente reencarnado, y pasa
a controlar el cuerpo. En este periodo se da la reencarnación total. Es un
ciclo largo, lento y sutil.
¿Y cuando alguien nace no tiene su Espíritu completo?
El Espíritu es completo, pero todavía no se adueñó
totalmente del cuerpo. El proceso de interpenetración molecular no se da con
rapidez, y si, paulatinamente.
¿Cómo encara usted las cirugías astrales?
Afirmamos que las cirugías astrales son válidas, desde que
el paciente esté con su karma liberado. En caso contrario, la interferencia de
orden espiritual, en el campo quirúrgico, no presentará el resultado deseado.
Además, en el Evangelio, verificamos que no todos los que buscaron a Jesús fueron
curados, ya que tenían deudas, y esas deudas no están rescatadas, es obvio que
la cura no se podría dar.
Nosotros sabemos que
durante sus viajes por las tres Américas le ocurrieron varios fenómenos
mediúmnicos. Cuéntenos lo ocurrido en el condado de Queens, en New York, donde
se le apareció un Espíritu llamado Telémaco.
Se nos apareció un Espíritu, que nos dijo llamarse Telémaco,
y ser amigo del destinatario. Telémaco nos pedía, que fuéramos personalmente a
llevar el paquete, pues deseaba mantener un contacto mediúmnico con la persona.
Habían sido amigos en la Tierra y no mantuvieron ningún intercambio más desde
los siete u ocho años después de su desencarnación. Reflexionamos y decidimos
atender la llamada. No hablamos el idioma inglés, nunca estuve en Nueva York.
El Espíritu prometió llevarnos hasta el metro, y, después, al ómnibus. El día
después, con esta Entidad y otro Espíritu, muy amigo nuestro, iniciamos el
viaje, saliendo del centro de la ciudad. El viaje tardó cerca de cuarenta
minutos. Era el día 3 de noviembre. Llovía mucho. Cuando llegamos al lugar, los
dos Espíritus nos pidieron que descendiéramos y nos guiaron. Andamos unos
veinte minutos y llegamos al lugar anotado. La referencia en la puerta indicaba
J. Beltrán y Beltrán. Era el nombre del destinatario del envoltorio. Hicimos
sonar la campanilla. Nos atendió una señora, y preguntamos si ella hablaba
castellano. Respondió afirmativamente. Con alguna dificultad le dije que era
brasileño y allí estábamos para entregar un pedido. Ella sonrió, nos abrazó y
dijo que ella también era brasileña, casada con un colombiano. Como estaba muy
mojado, nos invitó a entrar, conversamos fraternalmente. La señora nos preguntó
como encontramos la casa. Yo le expliqué, sin más preámbulos, que era un sensitivo
y que se me había aparecido el Espíritu Telémaco, pidiéndonos que fuésemos
hasta allí. Comprensiblemente sensibilizada, se dirigió al teléfono y llamó al
trabajo de su marido, la “Sydney Ross”, si no me equivoco. Acto continuo nos
llamó él al teléfono, muy jovialmente, nos preguntó: -“¿Pero cómo encontró
usted mi casa?” Le repetí la misma historia. El quedó muy conmovido y me pidió
que lo esperara. Lo esperamos. Al llegar, nos relató el siguiente hecho: el y
Telémaco se conocieron en Brasil y fueron colegas en la misma Empresa. Se
hicieron espíritas, vivían en Río de Janeiro y trabajaban en San Pablo. Los
sábados, regresaban a Río, usando, en aquella época, los automóviles ‘lotação’.
En uno de esos viajes, Telémaco fue víctima de un accidente cerca de Itatiaia.
Su cuerpo quedó carbonizado y no consiguieron identificarlo. Encontraron
algunos documentos y libros espíritas.