Los seres humanos poseen campos de energía más sutiles que su cuerpo denso. Se trata de una corriente protoplasmática que rodea los cuerpos físicos, hipótesis que fue sostenida por videntes y filósofos desde la antigüedad.
Esta radiación se denomina Aura, la cual fue comprobada su existencia en el siglo XX con la llegada de la fotografía Kirlian.
En todas las culturas han aparecido videntes, chamanes y diferentes tradiciones esotéricas, las cuales aseguran que el cuerpo humano esta envuelto en luz y que esa aureola iridiscente contiene información sobre nuestro estado psíquico y físico. Actualmente, experimentos realizados con diversas tecnologías confirman las creencias ancestrales y revelan que el aura podría dar respuesta a incógnitas tales como la telepatía o la curación a distancia. Además, este fenómeno se ha reconocido desde la Antigua Grecia.
El aura puede percibirse a través de la piel, mediante la glándula pineal, que tiene células fotosensibles de características similares a la retina. Además, hay personas que nacen con una raro don cerebral llamado Sinestesia, el cual se produce cuando los circuitos cerebrales de los sentidos se unen, permitiendo a la persona percibir el aura además de otras facultades.
El aura es un campo energético de los seres vivos. Esta pequeña radiación magnética esta relacionada con los canales Yin y Yang (medicina china) de nuestro cuerpo, interpenetrados con el campo electromagnético de las terminaciones nerviosas que se encuentran en las yemas de los dedos. Esta radiación tiene su origen en el desenvolvimiento de los átomos que componen los cuerpos. Todos ellos poseen un núcleo compuesto de protones, neutrones y otras partículas subatómicas. Alrededor de este núcleo giran los electrones a una velocidad de 300.000 km por segundo, describiendo órbitas elípticas. Los electrones tienen carga eléctrica negativa y los protones del núcleo carga positiva, lo cual genera en torno a cada átomo campos electromagnéticos de distintas magnitudes según cuál sea su configuración atómica. De este modo, cada cuerpo aparece circundado por un campo magnético generado por los átomos que lo componen. Esto se ha probado en cientos de experimentos con plantas, gotas y monedas.
Los canales Yin y Yang son dos fuerzas universales, dos polaridades energéticas en constante movimiento vibratorio. Según los orientales, Yin es la sombra y Yang es la luz. Yin es receptivo, conservador, intuitivo, y rige los estados de cooperación, tranquilidad, pasividad, interiorización, calma y quietud. También domina el inconsciente y la poesía. En cambio, Yang es razón, expansión, exigencia, agresividad, objetividad, compulsividad, conciencia, comunicación, acción y realización. Los dos juntos se complementan formando un equilibrio. La ciencia de la Acupuntura se basa en la existencia de 700 puntos por donde pasan canales energéticos que recorren las fuerzas Yin y Yang. Estos canales energéticos pueden dividirse de la siguiente manera: Meridianos pasivos (Yin) del corazón, del pulmón, del bazo, del páncreas, del hígado, de la circulación y del sexo; Meridianos activos (Yang) del intestino grueso, del estomago, del intestino delgado, del triple recalentador y de la vesícula biliar.